Saturday, May 16, 2009

SUITE ESPAÑOLA



Hace unos años acometí la nada agradecida tarea de contar mi poco apasionante vida (la vivida y la deseada, entre otras) a través de unas cuantas recetas de cocina que acompañaron con música y letra algunos momentos más o menos destacables. La cosa no fue fácil pero me tuvo entretenido durante un largo y caluroso verano, un otoño extrañamente lluvioso y el inicio de un invierno desesperanzador que acabó como todas las cosas que tienen los días contados, casi sin ruido, con un repiqueteo monótono sobre los cristales de mis ventanas de entonces, más cerca del mar que ahora pero también un poco más polvorientas.

Empecé, claro está, con los aperitivos y seguí con los entrantes intentando disfrazar una infancia un tanto accidentada en una familia tradicional (en dos familias tradicionales) que se empeñaban en no pasar desapercibidas, tiernamente, salpicando de extravagancias unos años que ahora veo luminosos (casi siempre ocurría todo junto al mar) y que realmente lo fueron: almendras fritas y saladas, banderillas de queso curado y apio, bandejitas de remolacha, bolas de foie gras, vermouth Cinzano y Tri Naranjus para los niños.

Mi madre no cocinaba (no sabía) ni tampoco mi abuela materna y ambas se disputaron hasta el final ese derecho convertido poco a poco en un deber. Mi señor padre nunca entró en la cocina y a lo mejor precisamente por eso pasó a ser la estancia (de estar) principal de mis juegos y de mis venganzas. De esa infancia conservo, sobre todo, el ejemplar de Sabores de doña Victoria Serra Suñol, de la que hemos hablado tantas veces, manchado hasta el infinito, y unas patatas a la inglesa que eran parecidas a las chips, aunque un poco más gruesas, y que nunca me han salido bien. Más sartén que horno, más culpa que dolor, bastantes abstinencias, pocos ayunos y una devoción un tanto fetichista por el arroz con gambas, cigalas y sepia troceada que a lo mejor tampoco me ha hecho tanto bien.

Dentro de un rato voy a ir a comer con mis amigos preferidos del sábado a mediodía y sé el menú. No hay arroz y el guiso (va a haber un guiso) no tiene nada que ver ni con mi pasado (ni público ni privado) ni desde luego con mi familia. Por eso, lo único que espero ansioso es la guarnición de patatas (también va a haber patatas): ¿à l’anglaise, a la milanesa, à la maître d’hô, a la provenzal, dauphinois, buenavista, avellana, paja, soufflées? Rituales, desde luego.

12 comments:

Unknown said...

Los guisos son siempre deliciosos.
Carpe Diem, Don Manuel.

starbase said...

No se si será por ateos, no se si será por rojos o no se si será porque el domingo es nuestro más preciado día horizontal. Pero nosotros, nosotros, mi familia, mis yo, hemos glorificado la comida sabatina por encima de la dominical.

Hoy, admitámoslo, ha sido un jolgorio vergonanzante, pero internet es lo que tiene, el rubor no se traspasa y se puede contar:

Butifarrada gratuita en el centro comercial de al lado de casa, y tres veces hecha la escasa cola nos hemos jamao en casita 7 butifarras recién hechas a la brasa que estaban exquisitas. La sepia ya queda para otro dia.

Prosaicos, ya.

DESPERTAFERRO said...

Manolo: En cierta ocasión creo que conté algo sobre el arroz que cocinaba mi "tieta" María Pascual, hermana de mi abuela materna y gran cocinera de pocos recursos económicos.Ese arroz sabía a gloria bendita (si es que la gloria se bendice.
Tu post me recuerda los aperitivos a los que mi padre me dejaba asistir (dependía más de su humor que de mi comportamiento); en estos aperitivos con gente mayor me lo pasaba pipa, podía escuchar conversaciones prohíbidas para los tiernos e inocentes oídos de niño. Allí se tomaba vermut, bitter cinzano, jerez y también trinaranjus la parte sólida consistía en calamares a la romana, "sonsos fregits" y pataas de churrero. Después no había quien comiera. De regreso a casa y tambien según el humor se entraba en la pastelería a comprar una botella de cava (entonces champán) y una bandeja de repostería.
La tarde ya era otra cosa. Cine en can pistola o aburrimiento en casa, todo como siempre, dependía del humor.

delantal said...

:DDD
El fetichismo en realidad es con las pommes de terre Manuel...que veo que te ponen
...de los nervios saber cómo te las van a presentar.
Espero que a la inglesa, nada como una Maitrêsse anglaise.

manuel allue said...

Bueno, queridos amigos, cada vez me lo poneis más difícil, porque aunque estoy seguro de que la gloria hay que bendecirla (si no no sería gloria ni nada), que los sábados son de bien celebrar, que los guisos son estupendos y que las maîtresses pueden ser amigas, amantes, dueñas e incluso inglesas, de lo demás no estoy seguro de casi nada.

DESPERTAFERRO said...

He visto a Koldo Royo cocinar (en la tele) un bacalao al ajoarriero que a Dios le decía de tú.
Lo voy a intentar.

manuel allue said...

¡Bien por el ajoarriero! Ni ese ni el pil-pil me han salido nunca bien (ya sabes que soy más bien de dejarme cocinar).

CAP I POTA said...

Manolo eres un pillo. A mi también me gustaría que me cocinaran, pero a fuego lento y acompañado de una bella señorita de boca generosa (para que hiciera< crecer mi ego).
Coñas a parte, con el ajoarriero me atrevo a bordarlo, el pil-pil ya es otra cosa que requiere mucha práctica. recuerdo un pil-pil comido en Oviedo en casa Conrado. el pil-pil perfecto: denso, fuerte bien trabado y en cambio el bacalao tenía un pelín menos de remojo del necesario.
Dicen que a ese comedero va el principito cuando oficia en Oviedo.

manuel allue said...

Pues ¡bien por Oviedo!.

Mi mejor pil-pil es el de una buena amiga que ya ha cumplido sus ochenta primaveras, que es abulense de nacimiento, se pasó media vida en Getxo, otro poco en mi pueblo y que ahora vive en Peñaranda de Bracamonte. Es la que me envía cada año los ajos de la Peña de Francia (ya queda menos para los ajos, más o menos por San Pedro), algún lomo embuchado de llorar y buenos consejos.

Estoy un poco sentimental.

manuel allue said...

Otra cosa, Cap i pota. Hace tiempo que no escribes de cocina y de comensales y aunque soy un poco irregular en mis comentarios lo echo de menos.

Pues eso.

DESPERTAFERRO said...

Manolo.: Estoy en camino de enmendarme. El propósito está ahí.
Voy a ver si este fin de semana le echo de comer a cap i pota.

manuel allue said...

Bon vent y buen almuerzo sabatino (¿se dice sabatino?: suena a plegaria antigua más que a fiesta.